Historia
El servicio de Urología fue creado en 1947 por el Dr. Miguel Ángel Quevedo Mendizábal, urólogo, consultor y especialista que siempre trabajó con profesionalismo. Posteriormente en 1957, se incorporó a dicho servicio el Dr. Jorge Elías Dib, discípulo del Dr. Quevedo, y que hizo sus estudios de posgrado en Boston, Massachussets, E.U.A., con lo cual se consolidó esta área de la medicina. El servicio se fortaleció con la incorporación de varios urólogos destacados, entre los que se cuentan el Dr. Fernando Gabilondo Navarro, quien con singular entusiasmo logró avances en diversas áreas como la microcirugía, la investigación y la residencia. Posteriormente, se integra el Dr. Jorge Kasep Bahena*, el Dr. Jorge de María* y el Dr. Guillermo Feria Bernal, quienes con su juventud, creatividad y capacidad formaron un grupo de especialistas, a lo que posteriormente se añadieron el Dr. Jorge Alberto Sánchez Montiel*, Dr. Mariano Jorge Sotomayor de Zavaleta* y el Dr. Sebastián Zepeda Contreras*. Desde entonces se ha formado un gran número de egresados, los cuales en su mayoría ocupan puestos docentes en instituciones oficiales y en algunas universidades privadas.
Para lograr la consolidación del área, en 1978 se constituyó en Departamento. Al año siguiente se inició la residencia de la especialidad, de la que se obtuvo reconocimiento universitario en 1980. A partir de entonces, se tuvo un residente por año, los cuales la mayoría había cursado tres años de Cirugía General antes de ingresar al programa. A partir de 1990 se aceptaron dos residentes. En 1995 se modificó el reglamento y se estipuló que los residentes de Urología deberían cursar cuatro años de esta especialidad y dos de cirugía general. En combinación con la División de Enseñanza se diseñó un programa de ingreso al Instituto, en donde los aspirantes presentan el examen de admisión, y durante un año permanecen en medicina interna, otro en cirugía general y cuatro en urología. A cuarenta años de haberse creado la residencia de Urología, se ha adquirido el suficiente conocimiento para el desarrollo de una especialidad con reconocimiento y proyección. El residente aprende durante el primer año los procedimientos endoscópicos y asiste tanto a la consulta externa como a la cirugía abierta. Durante el segundo y tercer año se realizan las rotaciones del personal médico.
Además de la formación de especialistas, la actividad académica es imprescindible, por lo que nuestros residentes han presentado regularmente trabajos de investigación clínica en foros nacionales e internacionales, y varios de ellos han sido publicados en revistas arbitradas. Asimismo, los profesores de este programa deben estar al tanto de las novedades en el campo de la urología, a fin de que los residentes reciban los conocimientos de diagnóstico y tratamiento adecuados.
Ante la rapidez de los avances tecnológicos, se ha tratado de adquirir los instrumentos necesarios para que los residentes sean entrenados en la operación de equipo médico para realizar la litotripsia extracorpórea, las ureterorrenoscopías laparoscópicas y técnicas quirúrgicas para el tratamiento de neoplasias de vías urinarias. Los equipos de videoendoscopía permiten que las cirugías puedan ser observadas y grabadas, lo cual posibilita que sean utilizadas como material didáctico de gran valía para nuestros residentes y urólogos de otras instituciones.
En años recientes, se han realizado rotaciones en diversos hospitales de la república de forma regular, en el Hospital de Dermatología, “Ladislao de la Pascua”, Médica Sur (Urología Funcional), Instituto Nacional de Cancerología, Hospital Regional de Alta de Especialidad de Veracruz, Hospital Agustín O’Horán en Mérida, Yucatán y Hospital Regional, Cancún, Quintana Roo, así como rotaciones internacionales en Birmingham, Canadá.
La gran cantidad de consultas que presta el Departamento de Urología lo convierten en el segundo en cuanto al número de procedimientos que se realizan en el Instituto y, el primero en lo que se refiere a la especialidad quirúrgica. Los padecimientos genitourinarios son frecuentes en la población, entre los que destacan la litiasis urinaria por la tasa excesiva en zonas endémicas. Además, los tumores benignos y malignos más frecuentes en los hombres mayores de cincuenta años son los de próstata (INEGI). En la actualidad el cáncer de próstata es la primera causa de muerte. El Departamento de Urología participa en forma activa en el programa de trasplante renal, así como en las Clínica de Hipertensión y de Litiasis.