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Remembranzas de mi amistad con Lolita Rodríguez Ramírez
Dr. Manuel Campuzano Fernández

INNSZ

Muy al principio de haber iniciado mi tarea como director, me di cuenta de que si yo me dirigía al público, en realidad era a “mi otra familia”, a quién hablaba; con apuntes en una tarjetita que luego tiraba, no quedaría ni un solo recuerdo de los eventos en que intervenía, así que comencé a escribir las cosas y contra mi costumbre, ya que generalmente soy descuidado, muchas de esas intervenciones por escrito fueron archivadas por mí, otras repiten cosas y unas terceras las tiré.

Hoy que hago un reparo de mi vida encuentro algunas de ellas que en realidad fueron intervenciones que son parte de la vida institucional.

Es de mi interés transmitir este episodio de la historia institucional que corresponde a la vida de Lola Rodríguez Ramírez, jefa de enfermería por nueve años. Es un hecho verdaderamente insólito que un director se exprese como yo lo hice, de una jefa de enfermería. Obviamente yo la conocí cuando ella no era jefa, yo tenía 24 años (puedo asegurar que no miento si aseguro que yo tuve 24 años) y ella tenía 33; fuimos compañeros afines cuando ambos éramos jóvenes.

El escrito original fue leído en un homenaje que le hizo la Escuela de Enfermería aquí, si no mal recuerdo en el 94. Hay señalamientos con lápiz en él para eliminar algunos párrafos y relacionar otros para ser leídos cuando el Dr. Gabilondo le puso el nombre de Dolores Rodríguez al departamento de enfermería. Creo que vale la pena registrar el primer texto considerado hoy por mí como sumamente precioso, fue obtenido en conversación con ella ,de ninguna manera son el resultado de una entrevista; son el resultado de una amistad.

12 de mayo de 2015


Carta a Mariano García Viveros de Manuel Campuzano Fernández Querido Mariano.

Una de las mejores cualidades que se pueden admirar en los humanos, es la gratitud. En ocasiones existen algunos cuya vida ejemplar ha contribuido de enorme manera a que otros tengamos lo que tenemos y seamos lo que somos y sin embargo han pasado prácticamente inadvertidos.

Uno de esos seres con los cuales muestra colectividad está en deuda es Mª Dolores Rodríguez Ramírez. El Instituto ha recibido mucho de ella.

El Colegio de Enfermeras le rindió homenaje el miércoles 7 de septiembre de 1994, a escasos 3 meses de haber salido de nutrición, en donde tuve el honor de decir estas palabras. Te envío mi discurso porque presiento que hace mucha falta que se siga dedicando usted tanto a la educación para la salud como a la educación para todo incluidos los sentimientos. Por ello considero que este aparentemente humilde material, está mejor en sus manos que en las mías.

Lo saluda afectuosamente,

Manuel Campuzano

9 de agosto de 2006
 

Manuscrito original



Comentarios y entrevista de Manuel Campuzano Fernández con Lolita Rodríguez, jefe de enfermeras del INCMNSZ

 

Tengo un grato recuerdo de ella, Guillermo Soberón, Manuel Fierro y yo, conformábamos el equipo de los “técnicos”, que casi siempre nos imponíamos a los “rudos”, que eran el resto de los residentes “activos” del Hospital de Enfermedades de la Nutrición, HEN.

Al día de hoy la sigo viendo, no con toda la frecuencia que debería, como era antes, mucho antes, cuando jóvenes, que compartíamos anhelos, esfuerzos y hasta el pan de cada día.

Ella sigue viniendo, acompañando a una hermana que la supera en edad, cuando tiene consulta de geriatría o sesiones de inhaloterapia con Chucho.

Nos sentamos y platico con ella:

¿Cómo has estado Lolis?

“No puedo quejarme” - Me comenta - “Tengo en casa una señora que me ayuda con el problema de mi hermana, que cada día está más incapacitada, yo todavía rezo mi rosario todos los días; me encomiendo también diario a la virgen de La Luz de Salvatierra; y le pido, como al señor, durante mi misa cotidiana, que me mantenga viva para poder asistirla y cuando ella fallezca que en mí se haga su voluntad.”

“Todavía hago mi recámara y me preparo mis alimentos, me muevo apoyada por un chofer de taxi de todas mis confianzas y aún me subo al metro a veces cuando ando sola.”

“No estoy deprimida, jamás me siento cansada y acepto con gusto mis quehaceres; le doy gracias a Dios de haber podido hacer en mi vida todo lo que me gustó. Fui muy feliz en mi trabajo; viaje bastante según mis posibilidades, estoy muy agradecida con el Dr. Gabilondo y con mis compañeras por las atenciones que me han tenido desde que él es director.”


( María Dolores Rodríguez Ramírez a los 92 años de edad. )

Manuscrito original



 

ACTUALIZACIÓN